Todo con Sylvia, incluso antes de empezar la sesión fotográfica, fueron risas.
La verdad es que empezamos, mejor dicho empece con un mal entendido, yo estaba convencido de que la sesión de esa mañana era un reportaje de comunión y como pude comprobar cuando Sylvia llego al estudio, no era así.
Tardo en decidirse, pero al final, ayudada por sus amigas se lanzo ha hacerse esas fotografías que siempre había deseado tener, un recuerdo para siempre de un momento de su vida muy especial.
Y la verdad es que todo fue especial desde el primer momento, su nerviosismo paso enseguida a tranquilidad, confianza y mucha mucha diversión , fue una mañana inolvidable y el resultado lo podéis ver, un reportaje precioso donde lo que más llama la atención es la enorme sonrisa de felicidad de Sylvia.
Espero que dentro de unos cuantos años siga sonriendo igual al recordar esta sesión de fotos.
Gracias Sylvia por confiar en mi.
